Dicen las malas lenguas y los gurús del marketing que los usuarios de Internet ya no leemos. Dicen que escaneamos con la mirada, que solo nos impactan las imágenes. Yo me tapo los oídos y los ojos cuando lo dicen, porque sé que no es verdad.

En un mundo donde todos hablan a la vez solo escuchamos a quien de verdad nos cuenta algo.

El menú del día son anuncios y anuncios con textos que no impactan, empresas que hablan de sí mismas y frases de venta repetidas hasta la saciedad.

Es más necesario que nunca escribir con identidad; encontrar una voz de marca adecuada con la que dirigirnos a nuestro público para que nos escuche y nos lea.

Por eso el copywriting (copy para los amigos) no es solo escribir bonito. Es aplicar una intención, poner en marcha toda una estrategia y la mejor forma de marcar la diferencia.

Si los textos de la publicidad convencional suponían un monólogo, ahora la comunicación viaja en dos direcciones. Y eso es justo lo que hace el copywriting, conectar para conversar.