Romantizamos los retos laborales como algo nuevo, divertido, emocionante y todo lo demás. Pero no toda la realidad es esa.
Enfrentarse a un nuevo reto requiere poner a prueba tus capacidades y, yo personalmente, en cuanto tengo uno, veo aparecer al síndrome de la impostora por la puerta de casa.
Hace poquito conté en Instagram qué es lo que yo qué hago con mi impostora cuando llama al timbre en situaciones como esta, basándome en lo que he trabajado y aprendido en terapia en relación a mi autoestima y a mi trabajo.
Quiero hablar de tres empresas con productos muy sencillos, son lo que son, no hay complejidad en lo que venden, pero sí en porqué lo hacen y en cómo lo comunican, dos cositas que deben ir siempre de la mano.
Cuando siento que el síndrome de la impostora está apareciendo…
– Lo primero que hago es reconocerlo de forma muy concreta. A mí me trae una sensación de inseguridad, procrastinación, estoy distraída y soy incapaz de concentrarme o hacer foco en las tareas que tienen que ver con ese reto.
– Después reconozco y traduzco a palabras claramente lo que esa sensación me dice (así lo he trabajado yo en terapia y es cómo mejor me funciona):
De forma práctica sería algo así: pasar de una sensación de inseguridad a reconocer una frase concreta.
Mi síndrome de impostora, cuando me enfrento a un nuevo reto me dice “has cogido estos trabajos porque eres buena vendedora, pero realmente no estás capacitada para llevarlos a cabo”
Reconociendo todas esas frases, bajas tanto el problema que resolverlo empieza a ser algo más sencillo.
Cosas que hago para que se vaya
– Reviso reseñas y comentarios de cliente, proyectos y trabajos anteriores (sí, sé que la validación externa no es la forma, pero es un primer impulso que sirve de ayuda para coger perspectiva)
– Veo mi porfolio y trato de recordar como llevé a cabo nuevos retos anteriores, como los saqué adelante, como los acabé y las conclusiones que saqué de cada uno.
– Hago ejercicios de desbloqueo creativo para no tener también síndrome del folio en blanco y poder avanzar.
– Lo último y súper importante (esto lo descubrí hace poquito) es que omito recibir inspiración, leer, escuchar podcast y consumir contenido sobre temas relacionados con mi trabajo.
Parece que todo esto sirve de inspiración, pero la realidad es que satura, nos somete a comparación y no integramos nada de ese contenido. Literalmente desemboca en ansiedad por tanto ruido.
Además, para crear se necesita mucho silencio, ese vacío es lo que hace que la mente pueda generar ideas por sí misma.